Los costarricenses sufrirán en el 2023 los efectos de una inflación alta por culpa de los precios internacionales del barril de crudo.
Y es que para el otro año, el Banco Central estima que el precio promedio rondará los $100; lo cual, implicaría una mayor presión sobre el tipo de cambio y el encarecimiento del costo de vida.
Ante este panorama, la única salida sería aumentar las tasas de interés y así restringir el consumo.
De esta forma, el Banco Central espera que la inflación no alcance registros históricos como los de este año, en donde se alcanzó la cifra más alta de los últimos 13 años.
“Las condiciones del entorno internacional se muestran retadoras y con alta incertidumbre. La inflación continúa siendo el principal reto de las autoridades monetarias alrededor del mundo. Desde el Banco Central tenemos un compromiso de una inflación baja y estable, por lo que, se ejecutarán todos los ajustes necesarios en sus instrumentos de política monetaria para inducir la trayectoria de la inflación hacia su meta de mediano plazo”, confirmó Róger Madrigal, presidente del Banco Central.
La decisión de los países que integran la OPEP de reducir en 2 millones de barriles diarios su producción es lo que complica la expectativa para el próximo año y esto provocaría un alza en el litro de la gasolina súper, la regular y el diésel.
“El efecto sobre la inflación será negativo por el peso tan alto de los combustibles, los cuales, comenzarán a subir de nuevo a nivel internacional y eso afectará todo de nuevo: las materias primas importadas y el precio de algunos bienes”, aseguró Daniel Suchar, analista financiero.
Por otra parte, la guerra entre Rusia y Ucrania, el menor crecimiento durante este tercer trimestre en Estados Unidos y las expectativas de una recesión en Europa, así como los altos precios de la energía, los alimentos y los fertilizantes, han empujado la inflación global al alza, reduciendo la capacidad de consumo de la población.
