Acaparar todo el poder de la institucionalidad fue la principal estrategia que utilizo el ex Presidente Juan Orlando Hernández para gobernar durante dos periodos, hacia y deshacía durante estos periodos controlaba el ejecutivo, el legislativo y el poder judicial, varios de sus adversarios lo acusaron de mandarlos a la carcel con una llamada y otros le agradecían porque sacarlos de la carcel aunque fueran grandes delincuentes y saqueadores del erario nacional.
Se presentaban los requeriemientos fiscales que se le antojaban denuncian, porque tenia el control de la fiscalía y se aprobaban las leyes que tambien se le antojaban porque manejaba a su placer el primer poder del estado.
Al final no le valió de nada todo este poder es de todos conocido su desenlace.
Hoy el gobierno de Libre con Manuel Zelaya a la cabeza pretende emular lo que hizo Hernández, ya controlan el ejecutivo, el Legislativo, el Poder Judicial y hace unas horas asaltaron el Ministerio Publico, es decir ya controlan toda la institucionalidad como lo hizo Juan.
Hay un principio que señala que «No hay segunda buena» sobre todo cuando dichos objetivos se han logrado en base a la ilegalidad, a la imposición, a la violación de la Constitución de la republica.
Pretender quedarse en el poder no es malo, es el anhelo de todo partido en el poder, pero ese objetivo se logra en base a ley al respeto a la Constitución y sobre todo respeto al pueblo, si otros ya violaron la ley para quedarse no debe ser una norma que otros pretendan hacer lo mismo pero cada vez con menos talento.
Comprar la voluntad de actores garantes del respeto a la cosntitución no es un merito, no es una genialidad eso solo demuestra lo mediocres que son políticamente hablando porque el partido que se quiere quedar en el poder debe ganar en las urnas despues de haber atendido las verdaderas demandas de la población. todo otro mecanismo es delito y se tiene que pagar por eso.