No existe la menor duda que más de nueve millones de creyentes que se congregan por todo el país se han ofendido con el gobnierno de Xiomara Castro por derogar acuerdos migratorios con las iglesias.
El impacto ha sido tal que lideres religiosos de diferentes denominaciones se han pronunciado condenando la acción calificándola como una persecución en contra de la Iglesia, una escalada en contra de la fé cristiana.
En el caso particular de la Confraternidad Evangelica analizan la posibilidad de demandar al gobierno por atentar en contra de la obra de cristo en la tierra, por interferir en la labor social de los miembros de la Iglesia.