Empezó la crisis
Por: Edgardo Rodríguez*
La división interna en el Partido Libre, manifestada desde la elección de la Junta Directiva Provisional del Congreso Nacional y posteriormente con su instalación en propiedad, marca el inicio de una nueva crisis política en Honduras. Sin asumir las riendas del poder público la nueve elite política se estrena con el peor de los ambientes que puede desear cualquiera que se encentre en esa posición. Pero en este país parece que nada importa, se perdió la cordura, la sensatez y la legalidad, en todos los bandos, desde la derecha hasta la izquierda.
La nueva fuerza política, que en pocos días será gobierno, ganó las elecciones prometiendo terminar con todas las tragedias y malas prácticas de los últimos doce años en el país, lo cual es plausible, sin embargo, en sus primeras acciones lo menos que se ha visto es rectificación en la forma de proceder, por el contrario, horrorizada la nación entera ha visto como a través de la imposición y la fuerza en la calle, se quiere alinear a los tres poderes para cumplir con la agenda de gobierno, es lo mismo de antes, pero con otro color. La presidenta electa, no debió abandonar su elevado sitial, que la ubica sobre los partidos políticos y sus miserias, ella ya no es candidata, desde el 28 de noviembre debe actuar como la próxima autoridad máxima de todos los hondureños, lo que la obliga a asumir un rol conciliador, promotor del dialogo, no de alentadora del pugilato.
En la división del Congreso Nacional convergen las fuerzas ligadas a los actos de corrupción de los gobiernos nacionalistas, que buscan impunidad, unido al pésimo manejo político interno del Partido Libre, donde sin lugar a dudas también existen claras ambiciones de poder de sus líderes. Estos bandos en pugna provocaron desde ayer domingo que hoy se cuente con dos Congresos Nacionales, algo pocas veces visto en la historia nacional. El que encabeza Jorge Cálix, electo por 80 Diputados Propietarios, que fue instalado provisionalmente y juramentado por el Ministro de Gobernación, como lo manda la Ley, guste o no guste. La otra directiva, es la de Luis Redondo, que contó con 48 Propietarios, llenando el resto de asientos con suplentes. Lo que va a pasar ahora es que al asumir el Poder Ejecutivo, doña Xiomara, no va a reconocer la legalidad de Cálix y dirigirá sus relaciones, comunicaciones y proyectos de Ley a Redondo, echando a rodar la avalancha de la anarquía, sustentada con activistas en las calles y carreteras.
Por lo anterior, esta semana iniciará el nuevo gobierno con un enorme desgaste político, totalmente dividido, con la opción o tentación de imponer su voluntad a través de la fuerza en las calles, aspecto este último muy peligroso, porque tarde o temprano surgirá una contra parte que no esté de acuerdo con esa forma de gobernar y ello podría llevar la confrontación a otros niveles. Y más de alguno pensará en los militares, pero no, esta vez ya no, esa institución está cansada y desgastada de tanto ser manoseada y manipulada por las ambiciones del poder político, que engendra los problemas, pero se lava las manos al momento de buscar soluciones. Hoy el escenario es tremendamente peligroso e impredecible. Así son las crisis, claramente se les ve venir cuando se incuban, como sucedió en las semanas precedentes. Luego se vuelven evidentes al estallar, pero seguidamente, se entra en un torbellino veloz y oscuro, donde cualquier cosa puede suceder, porque se pierde toda noción de normalidad.
Esta crisis actual es producto del enorme desgaste al que han estado sometidas las instituciones principales del Estado y las leyes, provocadas por los evidentes e inocultables abusos del Partido Nacional, en sus tres periodos. Libre obtuvo un mandato claro para dirigir el Poder Ejecutivo, no fue lo mismo para el Legislativo, son dos cosas muy distintas que algunos quieren confundir. El mandato contundente del electorado es manipulado por la cúpula de Libre para justificar sus acciones, lo cual es preocupante. Quieren iniciar su gestión con la intromisión en otro poder del Estado, eso además de ilegal implica una vertiginosa pérdida de autoridad, por ello no es casual que en pocos días haya mucha gente que está pasando de la esperanza a la preocupación.
