Lo que debió ser una fiesta que le costo al pueblo hondureño más de dos mil millones de lempiras se convirtió en una pesadilla para adultos mayores, embarazadas, personas con discapacidad y capacidades especiales y el pueblo hondureño en terminos generales que se vieron obligados a esperar por horas, aguantar sol, después bajas temperaturas y otros vejámenes.
Todo por la irresponsabilidad, la falta de capacidad del pleno de Consejeros del Consejo Nacional Electoral quienes por acción u omisión son responsables del caos y el clamor popular y de los buenos hondureños es que deben renunciar y responder ante la justicia por este que sin duda alguna es un grave delito donde incurrieron en responsabilidad civil y penal.








