Valorar el arrebato de un micrófono, la quiebra de una tómbola de cristal, el cruce de palabras, las pancartas etc, es muy limitado respecto a lo que representa en si el actual proceso electoral.
Es que apenas un sorteo de ubicación en papeleta exhibió la incapacidad del Consejo Nacional Electoral en la administración de un proceso que debería caminar normalmente sin sobresaltos, sin sectarismo, sin sarcasmo, sin burlas, lamentablemente esta es dinámica con la cual trabajan las consejeras que han tenido la responsabilidad de manejar el organismo electoral hasta ahora.
Claro que han puesto el proceso en peligro cuando intentan beneficiar a los tres partidos que se supone son grandes, eso no es objetivo, no es sano, no fortalece la democracia, la emotividad con la que ejercen su labor las lleva a equivocarse de forma constante porque actúan como activistas.
La responsabilidad absoluta de lo ocurrido el fin de semana es toda de parte del Consejo Nacional Electoral, ellos son los únicos culpables al exhibir su falta de capacidad para poder montar un simple sorteo, evidentemente la camisa es muy grande.