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El papa León XIV realizó una visita sorpresa a la sede de su orden agustina en Roma

El papa León XIV celebró una misa este martes en la Curia General de la Orden de San Agustín, ubicada cerca de la Plaza de San Pedro en Roma, durante la festividad de Nuestra Señora de Fátima. Este lugar fue su residencia durante doce años, desde 2001 hasta 2013, cuando ejerció como Prior General de la orden. La visita marcó su primer regreso al hogar espiritual que lo formó, apenas cinco días después de su elección como pontífice.

El papa llegó en una minivan negra poco antes del mediodía y fue recibido por los hermanos agustinos con quienes compartió la eucaristía en la capilla de la Curia. Posteriormente, almorzó con la comunidad, retomando una costumbre que mantenía cuando era cardenal. Según el Prior General, fray Alejandro Moral, la visita fue “muy cálida e informal”, destacando que el papa “conoce a todos, y todos lo conocemos a él”, lo que hizo que el encuentro fuera especialmente significativo

Alrededor de las 15:00 horas, el papa se despidió de la comunidad, saludando afectuosamente a los trabajadores y al personal de cocina que se habían congregado para verlo.

León XIV, nacido como Robert Francis Prevost en Chicago en 1955, es el primer papa estadounidense y el primer miembro de la Orden de San Agustín en ser elegido pontífice. Antes de su elección, fue Prefecto del Dicasterio para los Obispos y anteriormente sirvió como misionero en Perú. Su trayectoria refleja un compromiso con la vida comunitaria y el servicio, pilares fundamentales de la espiritualidad agustiniana.

La Orden de San Agustín, fundada en 1244, se basa en la Regla de San Agustín de Hipona, obispo y teólogo del siglo V. La orden promueve una vida en comunidad, la contemplación y el servicio a los demás. Actualmente, cuenta con aproximadamente 2,800 miembros en 47 países.

En su primer saludo al mundo como papa, León XIV utilizó el lema In Illo uno unum(“En el Uno, somos uno”), una frase de San Agustín que enfatiza la unidad en la diversidad. Este lema también figura en su escudo papal, junto con el emblema agustiniano: un corazón ardiente atravesado por una flecha y un libro, simbolizando el amor a Dios y el estudio de las Escrituras.

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