Lo que fácil llega, fácil se va, hace unas semanas Salvador Nasralla manejaba el discurso que estaba listo para ganar la Presidencia de la Republica, pero de un momento a otro una falla garrafal en el cumplimiento de los estatutos que el mismo dio el visto bueno para su aprobación lo tiene prácticamente fuera del control de este instituto político.
Nasralla se enfrenta no a un golpe del ejecutivo como pretende vender en sus comparecencias, si no a su propia improvisación en el manejo gerencial del partido Salvador de Honduras, al estudiar todos los detalles que establece sus estatutos es fácil darse cuenta de una serie de ilegalidades que se estaban cometiendo, como por ejemplo que su esposa la Señora Iroska Elvir, ocupaba el cargo de coordinadora de la juventud, cuando sus estatutos señalan que ningún pariente del Presidente del Partido puede fungir en esos cargos.
El escenario se torna sumamente oscuro para Salvador Nasralla, la decisión en este momento esta en manos del Consejo Nacional Electoral quienes en pleno deberán tomar una historia decisión.