Mártires olvidados !
Se cumplen 50 años de la masacre de Los Horcones…
1.
Iván Betancourt (misionero colombiano en la prelatura de Olancho)
2.
Michael Jerome Zypher ( Fray Casimiro)
3.
Ruth Argentina García Mallorquín( estudiante de Trabajo Social de la UNAH)
4.
María Elena Bolivar Vargas (religiosa colombiana).
Dirigentes campesinos…
Lincoln Coleman
Máximo Aguilera
Bernardo Rivera,
Juan Benito Montoya,
Roque Ramón Andrade,
Arnulfo Gómez,
Fausto Cruz,
Alejandro Figueroa
Oscar Ovidio Ortiz
Francisco Colindres
Junio 1975
Hacía dos meses, Juan Alberto Melgar Castro había sustituido a Oswaldo López Arellano, obligado a renunciar por el “bananagate”. La reforma agraria de OLA había sido desmontada y los campesinos organizaron una marcha del hambre de Santa Clara hasta la capital, a la que unirían unos 50 mil participantes. Exigían distribución equitativa de la tierra y una nueva ley de Reforma Agraria.
Fue entonces que el jefe de la tenebrosa Dirección Nacional de Investigación Criminal en Olancho, Enrique Chinchilla, se reunió con los poderosos de la zona.
El principal aliado: el maderero José Manuel Zelaya Ordóñez, con socios en la Federación Nacional de Ganaderos de Honduras, FENAGH.
Su preocupación era que no tenia los certificados de la posesión de sus tierras. Un problema que por dos siglos arrastraron sus antecesores desde Joseph Celaya hasta que murió Pedro Mártir Zelaya, sin herederos.
Zelaya Ordóñez y Garay Argüelles, en 1975 tenía 50 años. Corpulento y vengativo. Frustrado porque no se investigó la muerte de su madre y hermana, asesinadas en Lepaguare. De rostro adusto y mirada sicópata , algo burlesca. Muy parecido a su nieto Héctor Manuel, pero con más peso y ataviado siempre de sombrero.
Los hechos
Al principio planificaron arrestar a los asistentes en el Centro de Capacitación Santa Clara. Pero tuvieron imprevistos.
El 24 de junio —día de San Juan, colocaron batallones de soldados en puntos claves de cada carretera, para cercar a los grupos campesinos.
El padre Iván con su pariente colombiana y una trabajadora social se reuniría con fray Casimiro. Antes pararon en una gasolinera y su dueño Eduardo Bhar, avisó a sus cómplices para que los llevaron secuestrados a la casa de Zelaya Ordóñez.
Simultáneamente, un comando militar se apostó en los alrededores del Centro de Capacitación para matar a cualquier guerrillero. Misión a cargo del mayor Enrique Chinchilla y Benjamín Plata.
El corpulento jefe del Presidio, sargento David Artica Tablada, alias “cabeza de plomo”, mató a sangre fría a uno de los prisioneros.
Decidieron eliminarlos a todos y taparlos con sacos de cal, para tapar el olor de muerto. Sus cadáveres arrojados a un pozo malacate el que dinamitaron para borrar las huellas del asesinato colectivo.
Luego dirían que se habían unido a la guerrilla. Esa era la coartada. Les falló.
Por la presión popular fueron condenados a a 20 años de prisión, el mayor José Enrique Chinchilla, el teniente Benjamín Plata, José Manuel Zelaya Ordóñez y Carlos Bahr.
Solo cumplieron un año. En 1980 fueron amnistiados políticos, aunque eran asesinos y sicopatas.
Hoy el principal heredero de Zelaya Ordóñez, Mel, ha preparado una movilización nacional durante tres días para demostrar su fuerza política y que la sociedad hondureña olvide que un 25 de junio, su padre fue “juez y parte” de una de las peores masacres de Honduras. Más que la de 1944… muy parecida a la de las presas de Tamara, en el gobierno de Xiomara Castro de Zelaya.