Durante la campaña presidencial de la actual presidenta de Honduras Xiomara Castro, una de sus principales promesas, fue la instalación de la Comisión Internacional Contra la Corrupcion y la Impunidad en Honduras (CICIH). Los hondureños cansados de la corrupción, el saqueo a las arcas del Estado y pactos oscuros entre la clásica política vio una esperanza para poder sanear las instituciones del Estado. Sin embargo, han pasado más de tres años desde que Castro asumió el poder y la ciudadanía aún sigue esperando la instalación del mecanismo de la Organzación de las Naciones Unidad (ONU).
Fue en diciembre del 2022 cuando el Gobierno de Honduras y la ONU lograron la firma de un acuerdo de entendimiento (MoU), este fue el primer paso que se dio para comenzar con las negociaciones formales para dicha comisión. No obstante, a junio del 2025 aún no se ha instalado la CICIH, no hay fecha exacta de su instalación, peor aún, aún un acuerdo final.
Condiciones de la ONU
El relato oficialista insiste en que la ONU ha “cambiado las reglas del juego” o ha establecido “condiciones exigentes” para la instalación de la CICIH. Empero, los documentos públicos, sumado a las declaraciones de la ONU dicen otra cosa.
La ONU, lo único que ha pedido es claro, razonable y que es fundamental para que a la CICIH se le garantice eficacia e independencia. Para lo anterior, la ONU ha pedido la derogación del llamado “Pacto de Impunidad”, que se trata de una serie de reformas al Código Penal y decretos como el 116-2019, mismo que brinda protección a funcionarios y que limitan las capacidades del Minsiterio Público (MP). También, ha pedido que se establezca un marco legal que se garantice la independencia real para la comisión, lo que incluiría el acceso irrestricto a información, autonomía operativa y garantías jurídicas.
Otro elemento a recordar es que la ONU no ha pedido que la CICIH sea elevada a rango constitucional como alega falsamente el oficialismo. En conclusión, la ONU, quiere una comisión que sea funcional y que no venga solo a ser una fachada simbólica.
Inacción y manipulación del oficialismo
Desde que Xiomara Castro asumió la presidencia ha tenido suficiente tiempo para preparar el marco legal, las políticas presupuestarias necesarias para instalar la CICIH. No obstante, ha estado jugando con la expectativa de los ciudadanos en lugar de comprometerse con hechos.
Hortencia Zelaya, hija de Castro y diputada por Libre presentó una reforma constitucional para elevar la CICIH a ese rango, decisión saboteada de antemano, ya que no tenia consenso dentro del Congreso Nacional (CN), esa maniobra ha sido considerada mas como una maniobra política que un paso realista para instalar la comisión. El oficialismo ha buscado culpar a la “oposición” por la no aprobación de una medida que la ONU nunca solicito, en lugar de derogar decretos que son contrarios a la lucha contra la corrupción.
Otro elemento a destacar es que existen figuras dentro del Partido Libre que tienen intereses comprometidos y que se oponen activamente en la instalación de una CICIH con dientes. Mientras que desde Casa de Gobierno se ha buscado el desgaste del proceso y esparcir las responsabilidades entre varios actores.
Las acciones del ofisialismo solo se traducen en perdida de credibilidad del actual Gobierno en su “lucha contra la corrupcion”.
Oposición acomodada y cómplice
Es de mencionar, que no toda la culpa de la no instalación de la CICIH, recae sobre el ofisialimo. La “oposición” política que esta integrada por el Partido Nacional de Honduras (PNH), el Partido Liberal de Honduras (PLH) y otras fuerzas minoritarias también han sido cómplices al no mostrar voluntad verdadera para la aprobación de los mecanismos legales que ha solicitado la ONU, ni de apoyar una CICIH independiente y con garras para sanear la institucionalidad.
Es cierto, que la “oposición” no estaba obligada a apoyar una reforma constitucional innecesaria que la ONU no solicito, de esa forma se ha sido un actor pasivo e hipócrita.
Sabiendo que una CICIH independiente podría arrasar con algunos de sus cuadros políticos, la oposición ha preferido mantener el statu quo. De esa forma, la oposición hipócrita, solo critica y no construye.
¿La ONU?
Con estándares técnicos y políticos ha actuado la ONU para un mecanismo de la naturaleza de la CICIH ya que no se puede instalar un mecanismo sin garantías mínimas de eficacia. Además, la ONU no puede prestarse para un montaje del oficialismo y sobretodo, crear un mecanismo y que este no llegue a funcionar en un país donde se crean leyes que protegen a los corruptos.
Hasta la fecha, la ONU ha sido coherente en sus discursos y hechos: esta dispuesta a colaborar para la instalación de la CICIH, pero no quiere ser cómplice de una fachada montada por el oficialismo.
El caso de la CICIH solo muestra el agotamiento ético y moral de la clase política de Honduras. También, de un oficialismo que se comprometió en la lucha contra la corrupción, pero que a toda costa evitará sacrificar a uno de los suyos. La oposición que denuncia con cinismo, pero que tampoco quiere una limpieza verdadera. La comunidad internacional solo observa, pero poco puede hacer si los actores de Honduras no asumen su responsabilidad.
Una vez mas, los hondureños fueron estafados por políticos corruptos y cínicos. Además, el peligro es que el desgaste de esta promesa termine consolidando la desesperanza, el abstencionismo y el retorno de los viejos poderes con nuevas mascaras.
No solo esta en juego la instalación de la CICIH, también, el principio de que la justicia no tiene que ser selectiva ni manipulada a conveniencia política. Antes de nacer, la CICIH como emblema de justicia clamada por una ciudadanía golpeada por la corrupción e impunidad fue traicionada. Y esa traición tiene culpables, partidos políticos, y silencios que se identifican perfectamente.